La homeopatía es una terapia
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eficaz para tratar casi todas las afecciones (véase: Indicaciones, ejemplos)
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que no solamente oculta las síntomas sino que realmente cura
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completamente natural
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suave
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sin efectos secundarios
La homeopatía es una terapia de naturaleza holística, lo que significa
que, al decidir el tratamiento, se tiene en cuenta a la persona en conjunto, su constitución, sus características,
su forma de ser, tanto como la enfermedad o el problema específico que esté sufriendo en ese momento.
Los medicamentos que se utilizan en la homeopatía consisten en sustancias naturales
(plantas, animales, minerales) diluidas y dinamizadas (esto quiere decir que se agitan enérgicamente cada vez que
se diluyen). Lo más habitual es que estos preparados se tomen por vía oral en forma de glóbulos (bolitas muy pequeñas),
gránulos (bolitas un poco más grandes), comprimidos o gotas.
El médico alemán Samuel Hahnemann creó la homeopatía moderna en el siglo XIX. La idea en la
que se basa, ya conocida desde la antigüedad, es que lo similar cura lo similar -de ahí la palabra homeopatía,
que viene del griego homeo (semejante, parecido) y pathos (enfermedad)-. El homeópata administra la
sustancia que en una persona sana desencadenaría los mismos síntomas, aunque en una cantidad infinitesimal. Con ello
se activan las capacidades autocurativas que el propio organismo posee, de forma que sana por sí mismo.
La homeopatía no tiene edades. Es eficaz tanto en el campo de la pediatría como en el tratamiento
de enfermedades que suelen aparecer en edades avanzadas.
Para que la homeopatía sea eficaz no es necesario que la persona “crea” en ella, o que simplemente
la tolere para no decir que no lo ha intentado. Las leyes de la naturaleza son insobornables, y la homeopatía es una
ley de la naturaleza.
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